Iron Front: Liberation 1944

He perdido la cuenta del número de títulos ambientados en la Segunda Guerra Mundial que he jugado a lo largo de mi vida, y ciertamente es uno de los periodos históricos que más han marcado los acontecimientos recientes de nuestro continente, y el “encanto” (las comillas son imprescindibles) que se desprende de él lo ha consolidado, de hecho, como una de las ambientaciones de videojuegos más atractivas de la historia.

Claro que, como todas las cosas, el equilibrio es una virtud necesaria y así, después de una década en la que nazis, fascistas o salvadores americanos se nos ofrecían de todas las maneras, ahora vivimos una fase de rechazo, en la que los títulos dedicados a los años de guerra de la década de 1940 se pueden contar con los dedos de una mano y encontrar títulos dignos de mención entre ellos es aún más difícil.

Arma II es ciertamente cautivador, pero históricamente distante, un título que recientemente alcanzó la cima de la tienda Steam, y un producto que tiene mucho en común con Iron Front: Liberation 1944. Empezando por el tipo de juego para llegar al sector técnico, hay de hecho varios puntos de contacto entre las dos obras, tanto que al ojo poco atento le puede resultar difícil distinguirlos basándose únicamente en las capturas de pantalla disponibles en la red.

Sin embargo, a diferencia del original, éste está desarrollado por la semidesconocida X1 Software, aquí llamada a ocupar de la manera más gloriosa posible el espacio de tiempo que le faltaba al lanzamiento del tercer capítulo de la serie de Bohemia Interactive.

Para ello, la vía elegida es explotar un frente aún poco transitado en las transposiciones de videojuegos, a saber, el frente oriental, más concretamente la encarnizada lucha que tuvo lugar entre los ejércitos alemán y ruso en las fronteras del sur de Polonia.

Hay dos campañas que te verán como protagonista en el modo para un solo jugador, del lado de los soldados de la orgullosa Alemania o de la gloriosa Rusia: en la primera te verás comprometido a frenar el avance de las tropas soviéticas, decididas a hacer limpieza tras haber sufrido un intento de invasión, mientras que en la segunda tendrás que vivir como protagonista su descenso en las llanuras europeas, en un intento de erradicar la hierba alemana de la historia del continente.

Nada más llegar al corazón del juego nos encontramos con la primera de las muchas joyas estilísticas que proponen los desarrolladores, a saber, la posibilidad de poder decidir si se juega la campaña utilizando el idioma original o si se utiliza el inglés en su lugar; ciertamente, no cambiará la experiencia global del juego, pero ver, o más bien escuchar todo lo que se cuenta en el idioma de referencia, contribuye en gran medida a sumergir al jugador en los acontecimientos narrados.

Tras las primeras misiones de asentamiento entramos en el corazón de la narrativa y las cosas, además de ponerse muy interesantes, desgraciadamente muestran algunos de los límites de la presunta inmadurez de los desarrolladores.

Empecemos por los aspectos positivos: las dos campañas, aunque no brillen por una trama cautivadora, hacen su trabajo de forma honrosa, proporcionando al mismo tiempo el grado adecuado de desafío y el resorte adecuado en el paso, completándose mutuamente como las dos caras de una misma moneda.

Probar el armamento de ambos bandos o apreciar el diferente enfoque de la batalla -más cauteloso para los alemanes, más descarado para los rusos- permite apreciar la investigación histórica llevada a cabo por los chicos de X1, deseosos de ofrecer la experiencia de juego más atractiva posible.

‘La impresión general es, pues, positiva, gracias a la enorme escalabilidad de las situaciones en las que uno se ve catapultado y a un contexto general en el que el realismo es la consigna, tanto desde el punto de vista de la simulación militar como de la “geografía”, con mapas y escenarios notablemente extensos y perceptiblemente realistas.

Sin embargo, mientras que el sector de la infantería es ciertamente de primera categoría, gracias a las ricas facetas del juego, desde el inventario de tipo RPG hasta los numerosos conjuntos de órdenes que se pueden dar a nuestro soldado o a nuestros compañeros, encontramos una transposición de los otros medios de batalla que no está a la altura y que a menudo carece de controles específicos.

Maniobrar un Panzer o un caza ruso no supone, de hecho, “físicamente” lo mismo que vivir la batalla disperso entre estepas desoladas y trincheras llenas de muertos, lo que hace que la experiencia pase rápidamente de ser cuasi-simulativa a “poco más que arcade”.

Ojo, no estoy diciendo que dominar un Stuka sea una tarea fácil, al contrario, pero la inmersión que proporciona la experiencia de la batalla en primera persona es definitivamente diferente, casi como si una alternancia en papel positivo llevara a desconectar los dos “modos” de juego de forma demasiado radical, disminuyendo así el valor global del título.

Desde el punto de vista técnico, Iron Front: Liberation 1944 está basado en el motor Arma II de la mencionada Bohemia Interactive, que aquí sólo está presente en el papel de supervisores del producto final.

Partiendo de la premisa de que el citado motor adolecía de bastantes defectos de juventud y que el bueno de Elvin durante el preestreno había encontrado varios problemas, es agradable ver que al menos la situación aquí parece haberse estabilizado, con una oferta que pone en nuestras manos un título sustancialmente sólido aunque exigente desde el punto de vista de los recursos.

Desde las maquetas de los soldados hasta las representaciones de los distintos medios de transporte a nuestra disposición (los omnipresentes tanques, aviones y pelotones de fusilamiento), todo parece haber sido creado para abrir el apetito de los aficionados que, cuando se enfrentan a un Panzerkampfwagen o a un Stuka, no pueden evitar desmayarse.

En cuanto a las animaciones, sin embargo, aún estamos lejos de los estándares de calidad a los que ya estamos acostumbrados en PC, con soldados que a veces se “teletransportan” o polígonos que se cruzan de forma creativa pero, como se preveía, la línea general es ciertamente aceptable.

Iron Front: Liberation 1944 tiene de hecho el mérito seguro de sumergir al jugador en una realidad bélica viva y presente, con escenarios destructibles y entornos realistas que dejan poco espacio a la imaginación; la impresión que produce es la de ser carapultado directamente en el frente de la Europa del Este y cada acción, cada combate, trae el recuerdo a los trágicos acontecimientos contados en los libros de historia del instituto, aspecto que considero uno de los mayores aciertos de este título.

En cuanto al multijugador, finalmente, encontrar algunos oponentes en la red en estas horas ha resultado ser una idea utópica más que una posibilidad concreta; sin embargo, la olla parece bastante rica ya que Iron Front: Liberation 1944 promete vivir algunas misiones en cooperativo o desafiar contra enemigos virtuales en acaloradas batallas hasta la última bala.

Además de los modos clásicos como “Capturar la bandera” o “Ataque y defensa”, también hay modos especiales como “Blondie”, así como un detallado editor que permite a los jugadores crear fácilmente sus propias misiones y luego compartirlas en la red para prolongar el placer del juego indefinidamente.

En conclusión, creo que el mayor defecto de Iron Front: Liberation 1944 es que apunta demasiado alto para ofrecer una experiencia bélica definitiva: ofrecer infantería, aviación y tanques en un solo título es, sin duda, una experiencia gratificante, pero no consigue alcanzar la excelencia en ninguno de los compartimentos ofrecidos, con lo que se pierde el intento de ofrecer un todo cohesionado.

Si a esto le sumamos el objetivo de nicho del título X1, que en ocasiones es excesivamente punitivo, obtenemos un título que seguramente tendrá efecto pero que, además de no aportar grandes novedades respecto a los mods ya puestos a disposición de forma gratuita por las comunidades de jugadores, no es muy concreto a la hora de acertar plenamente.