Madeleine Truel (Lima, Perú, 28 de agosto de 1904 – Stolpe, Parchim, Alemania, 1945), fue una mujer peruana de ascendencia francesa que luchó en la Resistencia Francesa. Se desconoce la fecha exacta de la alianza de Madeleine Truel con la Resistencia francesa. Trabajó como falsificadora de documentos.
Fue capturada en 1944 y torturada para sonsacarle información sin éxito, tras lo cual fue enviada al campo de concentración de Sachsenhausen en 1945. Murió en Stolpe (Alemania) el 3 de mayo de 1945, tras la llamada “marcha de la muerte”, unas horas antes de que llegaran las tropas rusas.
Su nombre completo, Madeleine Blanche Pauline Truel Larrabure, figura en un monumento en homenaje a todos los deportados de Francia que perecieron durante la Segunda Guerra Mundial.
Primeros años
Alexandre Léon Truel y Marguerite Larrabure, eran inmigrantes franceses que llegaron a Perú en la segunda mitad del siglo XIX. Tuvieron ocho hijos, de los cuales Madeleine era la menor, nacida el 28 de agosto de 1904. Madeleine creció en la casa familiar situada en la antigua calle Arequipa 54 de Lima.
Procedía de una familia católica observante; Madeleine estudió en el colegio San José de Cluny, situado en la esquina de la calle Boliva con Jirón Washington, en el centro de Lima. En su casa se hablaba francés, lo que le permitió perfeccionar su dominio del francés junto con el español. Su padre regentaba una ferretería situada en el Jirón de la Unión 150.
Los padres de Madeleine Truel murieron antes de que ella cumpliera 20 años, su madre murió de una enfermedad desconocida. Su padre murió el 6 de mayo de 1918, en la clínica Maison de Santé de Lima, a causa de una herida infectada en la pierna, adquirida mientras trabajaba para los bomberos apagando un incendio en la tienda “El Pergamino”.
Alexandre Truel es reconocido como héroe en el Cuerpo de Bomberos de Francia Nº3 y fue condecorado con la medalla de oro.
La vida en París
Debido a la ausencia de los padres y del resto de los miembros mayores de la familia, los hermanos Truel decidieron regresar a Francia a petición de algunos familiares en París en 1924.
Allí Madeleine decidió estudiar filosofía en la Universidad de la Sorbona. Encontró trabajo como auxiliar administrativa en la primera sucursal del banco español Bilbao, situada en la rue de Richelieu.
Contaba a sus compañeros de trabajo anécdotas de su vida en Perú, las tradiciones y la actualidad. Era una apasionada de la cocina tradicional del Perú.
En enero de 1942, Madeleine tuvo la mala fortuna de ser arrollada por un camión de la Wehrmacht. Le diagnosticaron fracturas múltiples en el cráneo y las piernas. Pasó mucho tiempo en el hospital. Debido a este accidente tuvo que soportar una cojera que la acompañó hasta sus últimos días.
En 1943, coescribió el libro El niño del metro junto con su hermana Lucha. La obra cuenta las andanzas de un pequeño que va viajando por distintas estaciones del metro parisino. El libro estaba dedicado a Pascal, hijo de una familia de origen judío-rumano amiga suya. Su hermana Lucha dibujó las ilustraciones del libro y Madeleine escribió el texto. La editorial fue Editions du Chêne.
La Resistencia francesa
Junio de 1940. Los soldados de Hitler toman la ciudad París. La Resistencia era una red clandestina de organizaciones formada por ciudadanos franceses que decidieron luchar contra los nazis. El matrimonio Pierre y Annie Hervé, amigos de Madeleine, la introdujeron en la Resistencia Francesa.
El trabajo de Madeleine consistía en falsificar documentos, sobre todo pasaportes, que se entregaban a los fugitivos judíos y a los soldados aliados que habían saltado en paracaídas sobre la capital francesa. Utilizaba el seudónimo de Marie.
El 19 de junio de 1944, Truel fue capturada por tres agentes alemanes cuando recogía tinta en uno de los escondites de la resistencia. Días antes habían capturado a una camarada de la resistencia llamada Annie y, con la información obtenida de ella, los agentes tendieron una trampa que condujo a la captura de Madeleine.
Tras ser detenida, la condujeron a la oficina de las SS situada en la avenida Foch y luego la trasladaron temporalmente a la prisión de Fresnes. Fue torturada a la fuerza para que revelara detalles sobre los planes y las personas de la resistencia. Ella se resistió y no dio ningún detalle y asumió toda la responsabilidad de sus actos. Su familia la visitó y lo único que pudieron dejarle fue una Biblia.
En 1945 la trasladaron al campo de concentración de Sachsenhausen. En el campo de concentración vivió de forma heroicamente caritativa. Distribuía la poca comida que recibía para ayudar a los más necesitados. Mantenía el buen humor a pesar de las penurias e iluminaba a sus compañeras de celda con bonitas historias que recordaba de Perú. Por eso recibió el cariñoso nombre de “Ave de las Islas”.
Últimos momentos
El final de la Segunda Guerra Mundial en Europa estaba cerca. El ejército soviético se acercaba por el este y el estadounidense por el oeste. Las tropas alemanas empezaron a desorganizarse y a huir en lo que se conocería como la “Marcha de la Muerte”, que se refiere al traslado de miles de prisioneros de los campos de concentración cercanos a los frentes de guerra a finales de 1944 y principios de 1945.
La Marcha de la Muerte del campo de concentración de Sachsenhausen a Lübeck, situado a poco más de 160 km, comenzó el 22 de abril. Muchos prisioneros, agotados por la desnutrición y el mal tiempo, morían por el camino.
El objetivo de estas marchas era ocultar toda prueba de la brutalidad que se sufría en los campos de concentración. Un soldado alemán, impaciente por la lentitud de los prisioneros que marchaban, empezó a golpear furiosamente a algunos de ellos con una barra de acero. Una de estas víctimas era Madeleine.
Unas horas más tarde, los alemanes abandonaron a los prisioneros en marcha y se despojaron de sus uniformes para esconderse de las tropas rusas que les perseguían. Madeleine perdió el conocimiento por un momento y fue llevada en camilla por sus compañeros de prisión.
A pesar de su pequeña estatura, hicieron falta seis personas para realizar la tarea. El grupo de supervivientes llegó a una pequeña ciudad alemana llamada Stolpe. Cuando recobró el conocimiento sufría un fuerte dolor de cabeza y fiebre alta. Poco después murió.