Irène Joliot-Curie fue una científica francesa que hizo importantes contribuciones a la física y a la química, especialmente en el campo de la radioactividad. Nació en París en 1897 y era hija de Marie Curie, una de las primeras mujeres en ganar el Premio Nobel de Física.
Comenzó a estudiar en el prestigioso Colegio de Sainte-Barbe y luego en la Universidad de París, donde se interesó por la física y la química. En 1919, se graduó con una licenciatura en ciencias y comenzó a trabajar en el laboratorio de su madre en el Instituto Curie.
En 1923, Irène Joliot-Curie se casó con Frédéric Joliot, también un científico, y juntos comenzaron a investigar la radioactividad. En 1934, realizaron un experimento en el que demostraron que era posible producir isótopos artificiales mediante bombardeo con partículas alfa. Este descubrimiento les valió el Premio Nobel de Química en 1935.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Irène Joliot-Curie se unió al movimiento de resistencia francesa y trabajó como enlace entre los científicos franceses y los Aliados. También colaboró con el gobierno provisional de la República Francesa y trabajó en la recopilación y el análisis de información científica para el gobierno aliado.
Después de la guerra, Irène Joliot-Curie fue nombrada profesora de física en la Universidad de París y continuó trabajando en investigación científica. También fue activa en el campo de la política y se unió al Partido Comunista Francés. En 1946, fue elegida miembro de la Academia de Ciencias francesa y en 1950 fue nombrada presidenta de la Sociedad Internacional de Física Nuclear.
A pesar de su gran éxito en el mundo científico, Irène Joliot-Curie tuvo que enfrentar muchas barreras como mujer. Aunque su madre había sido la primera mujer en ganar un Premio Nobel, Irène Joliot-Curie fue la segunda mujer en ganar el Premio Nobel de Química y la primera en ganarlo junto a su esposo. A pesar de esto, Irène Joliot-Curie no dejó que estas barreras la detuvieran y siguió trabajando incansablemente en la ciencia.
Irène Joliot-Curie falleció en 1956 a causa de una leucemia, pero su legado como una de las científicas más importantes del siglo XX sigue vivo hasta el día de hoy. Su trabajo en el campo de la radioactividad tuvo un gran impacto en la ciencia y en la tecnología y ha sido reconocido con numerosos premios y homenajes.
Irène Joliot-Curie también fue una defensora de la igualdad de género y de la promoción de la ciencia entre las mujeres. Creía que la ciencia debía estar al servicio de la humanidad y trabajó activamente para fomentar el uso de la ciencia para el bien común.
Aunque su vida fue corta, Irène Joliot-Curie dejó una huella indeleble en el mundo de la ciencia y en la historia de Francia. Su legado sigue inspirando a científicos y científicas de todo el mundo y su nombre siempre será recordado como uno de los más importantes en la historia de la ciencia.