Ilse Koch

Ilse Koch (1906-1967), tercera hija de un capataz, viene al mundo en una familia de clase media de Dresde de comienzos del s. XX. Era una muchacha normal qur vivió el ambiente enrarecido de la Alemania derrotada tras la Primera Guerra Mundial y que terminó seducida por la ideología nacionalsocialista en auge.

Cuando era tan solo una adolescente de 15 años de edad, tras sus estudios de contabilidad, empezó a frecuentar ambientes nazis para tratar de aplicar su formación. En abril de  1932 se afilió al NSDAP (número de miembro 1 130 836).

La belleza de Ilse Koch no pasó desapercibida a los ojos de más de un oficial de las temidas SS. En la primavera de 1934, la joven Ilse conocería a Karl Otto Koch, coronel con fama de sanguinario que terminaría convirtiéndose en comandante del infame campo de Buchenwald junto a la sádica Ilse.

A los 30 años, Ilse se casa con Karl en el campo de concentración de Sachsenhausen, del que Karl Koch era comandante por aquellas fechas. Tras su matrimonio, se traslan a los terrenos del campo de concentración de Buchenwald, cerca de Weimar, donde vivieron desde julio de 1937 hasta enero de 1941.

Aquí Ilse Koch dio a luz a tres hijos, Artwin (1938), Gisela (1939) y Gudrun (1940). Gudrun murió en febrero de 1941, Artwin en 1967, antes de la muerte de su madre, por suicidio. Su hijo Uwe, concebido mientras estaba en prisión preventiva, nació en octubre de 1947. Es de suponer que su embarazo la salvó de la pena de muerte.

Aunque la pareja había vivido en circunstancias más bien modestas antes del nombramiento de Karl Otto Koch como comandante del campo, a partir de 1937 llevaron una vida lujosa en la villa de Buchenwald, en las dependencias de los líderes de las SS del campo de concentración.

Esto fue posible principalmente gracias a la amplia malversación de dinero y objetos de valor robados a los internos del campo (“propiedad del Estado”) y a su explotación como trabajadores esclavos. El matrimonio era exteriormente armonioso, pero los confidentes describían su relación como fría y funcional.

Se dice que era cariñosa con sus hijos, pero también que a veces mostraba poco interés por ellos. Los niños pasaban a menudo al cuidado de una de las hermanastras de Karl Otto Koch. Ilse Koch era muy impopular entre los guardias y los oficiales de las SS, especialmente sus esposas, que también vivían en Buchenwald.

Y es que Ilse había hecho alarde de su nueva riqueza y poder, jugando conscientemente con su posición como esposa del temido comandante del campamento. Una de las razones de su mala reputación pudo ser también que tuvo varias aventuras sexuales, entre ellas con Hermann Florstedt y Waldemar Hoven, que a su vez estaban casados y tenían hijos. En este contexto, también se describió en varias ocasiones que Ilse Koch a menudo se vestía de forma provocativa.

De ella se llegó a decir en los juicios de Dachau que era una mujer hermosísima, aunque con un nivel de sangre fía suficiente para liquidar a cualquier interno en cualquier momento. También se la acusó de fabricar lámparas con piel humana, aunque en última instancia por formalismos judiciales no se la pudo condenar por ello.

La señora Koch terminó acostumbrándose a darse todos los días baños de vino de Madeira que hacía traer desde Portugal, mientras que a tan solo unos pocos metros los desdichados prisioneros se morían literalmente de hambre.

Aparte de su fascinación aparente por el curtido de piel humana (coleccionaba retales con los mejores diseños de tatuajes que arrancaba de las pieles de los prisioneros que ella misma escogía, previa inyección de venenoso fenol), los testigos de sus atrocidados declararon que Ilse Koch disfrutaba mucho azuzando a los canes del campo para que atemorizaran a las reclusas que tenían la desgracia de estar encintas.

Se llegó a decir que dirigía orgías lésbicas en la villa que poseía junto al campo, con las esposas de otros cargos importantes de Buchenwald. Quizá la mejor prueba que demuestra el grado de depravación de Ilse Koch sea una circular interna de las propias SS remitida a la enfermería de Buchenwald en la que se instaba detener la publicidad y notoriedad que estaban cosechando las atrocidades y abusos cometidos por la señora Koch. Tras los juicios de Dachau, Ilse Koch fue procesada y sentenciada a cadena perpetua por un tribunal estadounidense.

Capturada por el ejército estadounidense y acusada de crímenes de guerra

En junio de 1945, Ilse Koch fue detenida en Ludwigsburg por el ejército estadounidense como sospechosa de ser criminal de guerra. Durante el juicio celebrado en el verano de 1947, Koch negó haber estado implicada o tener conocimiento alguno de los malos tratos y asesinatos de los internos del campo. También negó haber sabido de la inanición y de las muertes de numerosos internos.

El tribunal consideró probada su complicidad y participación, al menos indirecta, en la explotación y asesinato de los reclusos. En agosto de 1947, ella, la única mujer acusada en el juicio principal de Buchenwald, fue condenada a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad.

Koch estaba en un estado avanzado de embarazo en ese momento, lo que se dice que la salvó de la sentencia de muerte dictada contra 22 de sus 30 coacusados. Su hijo Uwe, concebido durante su detención preventiva, nació en octubre de 1947. Koch recurrió con éxito.

En junio de 1948, a propuesta del tribunal de apelación, la pena de prisión fue conmutada por el general Lucius D. Clay, gobernador militar de la zona de ocupación estadounidense y la pena de prisión se redujo a cuatro años. El factor decisivo para ello era que sólo debían ser objeto del juicio los actos cometidos contra los prisioneros aliados.

En EE. UU., tras conocerse la reducción de la condena, se produjeron grandes protestas en los medios de comunicación, que llevaron a la creación de una comisión especial de investigación por parte del Senado en Washington. Clay se justificó citando las conclusiones de la revisión, según las cuales las pruebas contra Koch habían sido defectuosas, se habían basado predominantemente en rumores y no habían resistido a un examen objetivo. La Comisión del Senado, en cambio, consideró injustificado el veredicto de revisión a finales de diciembre de 1948 y pidió que Koch fuera juzgada ante un tribunal alemán.

En 1948 se procedió a la conmutación de su pena por tan solo 4 años de prisión debido a la falta de pruebas totalmente concluyentes, lo que fue motivo de un gran revuelo e indignación a nivel internacional: había sed de reparaciones.

Inmediatamente después de su liberación de la prisión de crímenes de guerra de Landsberg, en octubre de 1949, Koch fue puesta en prisión preventiva. A finales de 1949, se volvieron a presentar ante el Tribunal Regional de Augsburgo, entre otros, cargos de asesinato.

Lo cierto es que en 1951 no corrió tanta suerte y está vez sí fue condenada a cadena perpetua en otro proceso judicial. De este modo, fue la única mujer condenada a cadena perpetua en la República Federal Alemana en relación con los crímenes nazis (frente a 165 hombres).

Su vida termina con su suicidio en el año 1967, tras ahorcarse en la prisión de Aichach (Baviera) con unas sábanas. Se acaba así la vida de un personaje siniestro de la Segunda Guerra Mundial que se había ganado, de manera bien merecida, el apodo de la zorra de Buchenwald.

Retrato de prisionera de Ilse Koch, la famosa “zorra de Buchenwald”.
Dominio público, Wikimedia Commons
Órganos de prisioneros recuperados del campo de Buchenwald tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Jules Rouard [CC-BY-SA], vía Wikimedia Commons
Koch declarando durante los jucios de Dachau de 1947 ante el tribunal norteamericano.
Dominio público, vía Wikipedia

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