Eduardo Propper de Callejón

Eduardo Propper de Callejón (Madrid, 9 de abril de 1895 – Londres, 1972) fue un diplomático español recordado principalmente por facilitar, entre 1940 y 1944, la huida de miles de judíos de la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial. Por esta razón se le concedió el título de Justo entre las Naciones.

Biografía

Hijo de Max Proper, un banquero judío de Bohemia, y de Juana Callejón, hija de un diplomático español, Propper estudió en la Universidad de Madrid.

Su esposa, Hélène Fould-Springer, de la alta sociedad y pintora, era hija del banquero judío francés Barón Eugène Fould y de Mary (“Mitzi”) Springer, judía de ascendencia austriaca y hermana de la patrona Baronesa Liliane de Rothschild, esposa de Élie de Rothschild.

Tras licenciarse en Derecho en 1915, se matriculó en la escuela diplomática ese mismo año, entrando en el mundo de la diplomacia en 1918.

Era el abuelo materno de la actriz Helena Bonham Carter.

Carrera diplomática

Propper comenzó a trabajar como diplomático para el Ministerio de Asuntos Exteriores español al final de la Primera Guerra Mundial. Sirvió en Bruselas y Viena, donde conoció a su futura esposa, Hélène Fould-Springer.

En 1931, en desacuerdo con la constitución de la Segunda República Española y dadas sus opiniones monárquicas, se negó a jurar lealtad a la república y abandonó su puesto diplomático, sólo para volver al final de la guerra civil. En 1939, Propper fue nombrado primer secretario de la embajada española en París.

Sin embargo, en aquella época, la persecución de los judíos en Europa Central era cada vez más preocupante, por lo que, para proteger a la familia de su esposa, decidió trasladar su residencia oficial al castillo de Royaumont, que ella poseía.

De este modo, gracias a la inmunidad diplomática de la que gozaba, el hombre consiguió salvar a la familia de su esposa, las obras de arte de la familia y a numerosas familias judías que decían trabajar en nombre del diplomático.

El gran éxodo francés

La derrota de Francia durante la Segunda Guerra Mundial provocó una afluencia masiva de personas que huyeron. Cientos de miles de refugiados se ponen en marcha para intentar llegar al sur de Francia.

Muchos de ellos, judíos y no judíos, intentaron desesperadamente cruzar la frontera española con la esperanza de llegar a un refugio en el extranjero.

El 14 de junio de 1940, tras la ocupación de París por las tropas alemanas, el gobierno legítimo francés también abandonó la capital, seguido por el cuerpo diplomático, incluidos los miembros de la embajada española.

Propper, su mujer y sus dos hijas, Felipe y Elena, de nueve y cinco años respectivamente, abandonaron la ciudad camino de Burdeos.

Cuando la familia llegó al consulado español situado allí, descubrieron que el cónsul había abandonado su puesto y cerrado sus oficinas.

Los diplomáticos españoles se enfrentaron a miles de refugiados que habían llegado a Burdeos y se reunieron frente al consulado, con la esperanza de obtener un documento que les salvara de los nazis.

Ante esta situación, Propper decidió actuar. Abrió el consulado y, con la ayuda del cónsul portugués Aristides de Sousa Mendes, decidió expedir visados de tránsito a los refugiados.

Los visados duraban tres días, el tiempo necesario para cruzar el país y llegar a Portugal, un país neutral desde el que podían zarpar hacia lugares seguros. Durante cuatro días, entre el 18 y el 22 de junio de 1940, el hombre selló sin descanso cientos de pasaportes, hasta el punto de que su mujer se vio obligada a preparar paquetes de agua fría por exceso de trabajo.

Al hacerlo, Propper infringió las instrucciones del gobierno que prohíben la expedición de visados sin autorización previa del Ministerio de Asuntos Exteriores español.

Para complicar la situación estaba también el hecho de que el entonces ministro de Asuntos Exteriores Ramón Serrano Suñer tenía posiciones fuertemente antisemitas, y que en un momento en que la Alemania nazi parecía haber ganado la guerra, España podía alinearse con las posiciones ideológicas nazis.

Tras la firma del armisticio entre Francia y Alemania, todas las delegaciones extranjeras fueron trasladadas a la nueva capital, Vichy. Sin embargo, Propper siguió expidiendo visados incluso cuando se trasladó a la nueva ubicación de la embajada en la ciudad.

Lamentablemente, debido a la pérdida de los registros del consulado, se desconoce el número exacto de visados emitidos por Propper, aunque algunas estimaciones indican que Propper emitió unos 1.500 visados.

El traslado a Marruecos

El castigo por los sucesos de la década de 1940 no tardó en llegar. En marzo de 1943, el ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer, informó al embajador español en Francia, José Lucresia, de que Propper sería relevado inmediatamente de su cargo, para ser trasladado a Larache, entonces una provincia del Marruecos español; un puesto decididamente infravalorado y de poca importancia.

El embajador intentó revocar la orden, argumentando que Propper había sido incluso condecorado por el propio mariscal Petàin. Sin embargo, Suñer no se impresionó, sino que preguntó al embajador por qué el gobierno francés había condecorado a un funcionario español que había ayudado a los judíos franceses.

Propper continuó sirviendo en la diplomacia española, sin llegar nunca a alcanzar el rango de embajador, tal vez a causa de los acontecimientos de los años 40. Se jubiló en 1965 y murió en 1972.

Justo entre las naciones

Gracias a sus acciones como diplomático, que salvaron a miles de judíos, el 6 de agosto de 2007, Yad Vashem, el Servicio Nacional de Conmemoración del Holocausto, le reconoció como Justo entre las Naciones.

La ceremonia en su honor tuvo lugar en Yad Vashem el 12 de marzo de 2008, y la medalla y el diploma honorífico fueron entregados a sus hijas Felipe y Elena, que habían venido a Jerusalén para la ocasión. Durante la ceremonia, el embajador español destinado en Israel declaró que


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