In darkness

En la pelicula de 2011 In Darkness (En la oscuridad), Leopold Socha (Robert Wickiewicz) es un obrero que complementa su salario con algunos robos. Conoce las alcantarillas de Lvov como la palma de su mano: los pasajes subterráneos donde nadie pondría un pie son a la vez su lugar de trabajo y el escondite de sus bienes robados.

En 1943, mientras hace un reconocimiento de los canales, se encuentra con un grupo de judíos que quieren esconderse en las alcantarillas para escapar de la inminente redada del gueto.

Decidido a no dejar escapar una oportunidad de beneficio, hace un pacto con ellos: no les denunciará e incluso les ayudará a encontrar el camino a través del laberinto subterráneo, sólo a cambio de una gran suma de dinero.

Los judíos, sobre todo el joven Mundek (Benno Fürmann), se muestran al principio resignados y desconfiados con el polaco, pero poco a poco, al ser testigos de los crecientes riesgos que corre el obrero para intentar salvarlos, le cogen cariño.

El tiempo transcurrido en la oscuridad, la falta de aire y la convivencia forzada entre los refugiados sacan lentamente a la luz los mejores y peores aspectos del alma humana, el amor y la locura, la desesperación y la ternura, la confianza y el odio, en un poderoso fresco que consigue recordar al público una de las páginas más negras de la historia del siglo XX.

La película In darkness, de hecho, lleva a la pantalla la verdadera historia de los judíos rescatados por Leopold Socha, y está basada en un libro, En las alcantarillas de Lvov, de Robert Marshall, que cuenta la historia de esos 14 meses de encarcelamiento forzoso puestos en marcha para evitar la deportación.

Sin embargo, la directora Agnieszka Holland, de acuerdo con el guionista David F. Shamoon, evita trasladar los horrores del libro a la película y, en cambio, intenta explorar los sentimientos de algunos de los hombres y mujeres que se vieron obligados a tomar decisiones difíciles al límite de la comprensión y a vivir en condiciones casi inhumanas.

Con un uso decididamente metafórico de la fotografía, con escenas oscuras y asfixiantes en las alcantarillas con sólo Socha constantemente iluminada (como portadora de luz) y una notable duración de dos horas y media, Holland deja que el espectador se identifique con los cuerpos de los refugiados y arrastra al público, aunque sea brevemente, bajo tierra, presa del miedo, el aburrimiento y el frío.

No es una película fácil, a veces claustrofóbica, que intenta utilizar diferentes registros y centrarse en personajes complejos, para narrar la no trivialidad del bien y el heroísmo de un hombre que se aleja de los cánones del héroe.

Destacan los contrastes, representados con muñecos que parecen romper la frontera que divide la ciudad de las cloacas, entre el mundo luminoso en el que discurre la vida en la ciudad de Vlov y la condición de Mundek, Klara y los demás judíos.

En conclusión, In darkness la oscuridad es una película para ver para reflexionar, para sacudirse el sopor, para hacerse preguntas.


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