Hay que decir que Días de sangre y fuego (The Fallen) no pasará a la historia como la mejor película bélica jamás realizada. Tampoco merece que se la mencione al mismo tiempo que a clásicos del género como Das Boot y Salvar al soldado Ryan, porque la película carece de la calidad y la fuerza que tenían estas producciones.
Sin embargo, esta crítica no significa en absoluto que Días de sangre y fuego sea un lastre de película. Por el contrario.
Es cierto que la película tiene algunos fallos, pero no se puede negar que el director Ari Taub tiene agallas. Días de sangre y fuego muestra la Segunda Guerra Mundial desde tres perspectivas diferentes.
Puedes ver cómo aumenta la desesperación entre los alemanes, cómo el exceso de confianza les cuesta la vida a los italianos y cómo los cansados estadounidenses intentan salvar su propio pellejo.
En resumen, ves a la humanidad en su peor momento. Lo más inteligente de la película es que Taub no toma partido y no presenta a ninguna de las partes como “héroes” o “villanos”. Los estadounidenses no son más simpáticos que los alemanes, por ejemplo.
La premisa de Días de sangre y fuego es muy interesante. La ejecución, lo has adivinado, es desgraciadamente menor. Está claro que Taub tenía un presupuesto muy limitado.
El reparto está formado por actores razonables, pero no hay ninguno que destaque. Los diálogos son muy aburridos (los chistes de adolescentes y los soldados duros y malhablados que hablan de la “vida” se supone que deben pasar por la profundidad y el realismo) y la banda sonora es francamente mala (un soldado ebrio que se bebe sus problemas está invariablemente acompañado por una alegre melodía marinera).
Lo que resulta muy extraño es que Días de sangre y fuego, con sus colores pálidos y deslavados, parece una película de los años setenta, mientras que en realidad fue rodada en este milenio.
Visualmente, la película está irremediablemente anticuada. Aun así, no es una mala producción. Demuestra valentía al contemplar una guerra desde diferentes perspectivas.
Sobre todo si se trata de una batalla como la de la Segunda Guerra Mundial y presentas a los nazis como personas reales.
Taub demuestra que no hay ganadores ni perdedores. Un mensaje importante en una película importante. Esperemos que Hollywood vea el talento de este director, consiga una gran bolsa de dinero y un reparto fuerte para que se justifique un buen remake.