Los Freikorps (cuerpos libres o cuerpos francos) fueron unidades paramilitares de voluntarios activas en los primeros años de la República de Weimar. Consistían principalmente en soldados que regresaban de la Primera Guerra Mundial perdida por el imperio alemán, que equiparaban una cultura de violencia a creencias antidemocráticas. Aunque sirvieron a la república de nombre, contribuyeron a socavarla.
Orígenes
Los Freikorps nacieron en el último mes de la guerra, noviembre de 1918, cuando también tuvo lugar la Revolución de Noviembre. La iniciativa partió de Paul von Hindenburg. Al principio, el gobierno de la flamante República de Weimar, el llamado Rat der Volksbeauftragten, no fomentó realmente estas organizaciones paramilitares de soldados desmovilizados, sino que las toleró.
Muchos antiguos soldados del frente encontraron difícil la vida civil tras su regreso porque ya no estaban acostumbrados a ella. Esto, combinado con la pérdida de la guerra y el posterior Tratado de Versalles, que fue percibido como un dictado humillante y como una daga clavada en la espalda del ejército imperial alemán, la proclamación de la república (la mayoría de los miembros de los Freikorps eran monárquicos apasionados) y el desempleo masivo, hizo que los Freikorps fueran enemigos de la república.
Despliegue
A principios de 1919, el nuevo gobierno del presidente Friedrich Ebert (SPD) utilizó los cuerpos de hombres libres en la lucha contra la oposición de extrema izquierda. Como el Tratado de Versalles prohibía al ejército desmovilizado actuar en el interior del país, se procedió a un alistamiento voluntario para crear las “fuerzas armadas” necesarias. Finalmente, 400.000 hombres se unieron al cuerpo de voluntarios, que contaba con armamento pesado de guerra.
Se utilizaron principalmente para luchar contra los movimientos revolucionarios (sobre todo los grupos comunistas, incluida la Unión Espartaco). Estos grupos asesinaron a numerosos opositores políticos. Sin embargo, el asesinato político más famoso llevado a cabo por los cuerpos de hombres libres es el de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht por soldados de la “Garde-Kavallerie-Schützen-Division”. Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht fueron los fundadores del KPD (Partido Comunista Alemán).
Los Freikorps también se utilizaron para combatir los levantamientos polacos en Posen y Alta Silesia (Grenzschutz Ost). A partir de diciembre de 1918, la Landwehr del Báltico al mando de Rüdiger von der Goltz fue a luchar contra los bolcheviques en los estados bálticos.
Los 30-40.000 miembros de los Freikorps utilizaron una violencia extrema, que se agravó cuando sufrieron sus primeras derrotas en junio de 1919. En diciembre, regresaron a Alemania llenos de frustración.
Disolución
El artículo 160 del Tratado de Versalles obligaba a disolver los Freikorps a principios de 1920. En cumplimiento de esto, se eliminaron progresivamente. Como el tratado fijaba el tamaño máximo del ejército alemán en 100.000 soldados para el 1 de enero de 1921, los 400.000 miembros de los Freikorps no podían ser absorbidos todos por el Reichswehr regular.
Ante la amenaza de disolución, las unidades se rebelaron; los miembros sintieron la disolución como un segundo golpe de puñal del gobierno socialista de Weimar. La consecuencia más famosa fue el llamado Kapp-Putsch, que fracasó debido a una huelga general y a la negativa de los funcionarios a obedecer las órdenes de los insurgentes.
No obstante, a modo de tirita, los miembros de los Freikorps fueron admitidos en el Reichswehr, a escala limitada. Otros que cayeron en desgracia, sin embargo, se unieron a organizaciones derechistas/conservadoras como la organización de veteranos Stahlhelm o la aún más extrema SA paramilitar de derechas (y más tarde la SS) del NSDAP.
La continuidad no sólo afectaba a los individuos (por ejemplo, Ernst Röhm, Hans Frank, Hermann Göring, Rudolf Hess y Rudolf Höss), sino también a la ideología y a la inclinación por la violencia física.
En el Tercer Reich
Los igualmente violentos sucesores de los Freikorps también cometieron un gran número de asesinatos políticos de supuestos traidores al Reich alemán. Por ejemplo, la Organización Cónsul (sucesora de la unidad del Freikorps Brigada Erhardt) asesinó a Walther Rathenau.
Por cierto, esos actos fueron castigados con indulgencia: los jueces, en su mayoría conservadores, incluyeron en sus sentencias la leyenda del puñal como circunstancia atenuante. Los alborotadores comunistas y socialistas, en cambio, fueron castigados con extrema severidad por los mismos jueces.