Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados enviaban sus mensajes a casa sin sobres, doblados en triángulos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en el periodo comprendido entre 1941 y 1945, que en Rusia se denomina “la Gran Guerra Patria”, la forma triangular se convirtió en la norma para la correspondencia entre los soldados en el frente y sus familias.
Durante la guerra, el correo se recogía en el frente y se enviaba gratuitamente a las familias de los soldados. No se podía hacer de otra manera porque llevar los sellos a las zonas de combate habría sido muy difícil.
Había postales y sobres, pero se agotaron muy rápidamente. Los soldados, entonces, en los primeros meses de la guerra inventaron un formato que era una carta y un sobre juntos. El procedimiento para doblar la hoja era similar al de hacer origami en forma de shako, la gorra militar.
Con este sistema, se podía enviar una carta sin necesidad de sobre o tarjeta postal: bastaba con una página arrancada de un cuaderno, papel de liar o los anchos bordes de un periódico, y media hora para escribirla.
El contenido de las cartas era casi siempre muy sencillo: los soldados escribían frases cariñosas para los familiares, hacían pequeños dibujos para los niños y los que no sabían leer, y prometían volver pronto a casa, aunque no dependiera de ellos.
Doblar las hojas de esta forma, en lugar de meterlas en un sobre, tenía una ventaja adicional: el contenido de la carta era más fácil de comprobar (estaba prohibido sellar las hojas de cualquier forma).
Los censores militares que trabajaban en el frente revisaban la correspondencia no tanto —como se cree— para asegurarse de que los soldados no se quejaban del sistema (un análisis del contenido de las cartas de este periodo demostró que prácticamente ninguna hacía referencias políticas ni mencionaba el nombre de Stalin), sino para asegurarse de que los soldados no incluían referencias geográficas e indicaciones de las que pudieran deducirse los planes del ejército ruso.
Esas frases se borraron con tinta negra, pero la carta se envió de todos modos. Según relató Valya Uvarova, que tenía 17 años en el momento de la guerra y había sido contratada para comprobar la correspondencia:
Había muchas cartas, enviadas desde el frente y al frente. Junto a la oficina de correos, en una sala especial “secreta” estaba el censor: su trabajo consistía en abrir y leer las cartas triangulares […] Los censores tenían una actitud bastante humana hacia la correspondencia de los soldados.
Si sólo había unas pocas líneas que contuvieran secretos militares como el nombre de la base ocupada o el cuerpo que había llegado al frente, los censores las borraban y enviaban la carta al destinatario de todos modos.
Las únicas misivas que se detenían y no se enviaban eran aquellas en las que predominaba el contenido sensible, pero esto ocurría raramente.
Durante la Gran Guerra Patria, se enviaron millones de cartas del oeste al este de Rusia. Miles de ellas se conservan ahora en colecciones y por particulares. También se pueden encontrar fotos de algunos de ellos en Internet, acompañadas de su historia.
El 9 de mayo de 2010, en el 65.º aniversario de la victoria, Rusia distribuyó entre los veteranos un juego de cartas triangulares impresas para la ocasión. Iban en sobre, pero se podían enviar a cualquier parte de Rusia sin sello, igual que en la guerra.