Casi 80 años después de su heroica hazaña, sus familiares siguen luchando para que Job Maseko reciba el reconocimiento que merece.
En 1952, Job Maseko falleció tras ser atropellado en un desafortunado accidente ferroviario. Por aquel entonces, era pobre y casi nadie podía decir con fuerza quién era o cuál era su importancia para la historia de Sudáfrica. ¡Maseko había sido olvidado!
No por su propia culpa, sino por algo que sigue presente en la sociedad actual: el racismo. Después de todo, ¿cómo es posible que nadie recuerde al héroe de la Segunda Guerra Mundial que voló un barco alemán?
Esta es la pregunta que todavía se hacen sus descendientes y luchan para que se conserve la memoria de Job, ya que nunca tuvo el verdadero reconocimiento que merecía.
En la Segunda Guerra Mundial, unos 80.000 sudafricanos negros sirvieron en el Cuerpo Militar Nativo (NMC).
La lucha de este grupo era muy peligrosa, ya que, al servir como no combatientes, no se les daban armas de fuego, aunque podían llevar armas tradicionales mientras desempeñaban sus funciones laborales como guardias o incluso médicos.
Maseko, por ejemplo, se ocupaba de transportar camillas para la fuerza aliada en el norte de África, donde rescató a combatientes heridos.
Sin embargo, en julio de 1942, fue capturado como prisionero cuando su comandante se entregó sin condiciones a los nazis en la ciudad libia de Tobruk. Allí, el sudafricano fue obligado a trabajar en los muelles, donde descargaba suministros.
Sin embargo, lo que los nazis no esperaban es que tuviera un enorme conocimiento de los minerales, fruto de sus años de trabajo en las minas de oro durante su estancia en su país natal.
Así, el 21 de julio, Maseko llenó una pequeña lata con pólvora y la dejó cerca de unos barriles de petróleo en la bodega de un barco. Cuando el material explotó, no quedó casi nada de la nave alemana.
Como consecuencia, se le concedió la Medalla Militar por su acción meritoria y valiente, ya que demostró ingenio, determinación y despreció su propia seguridad personal en relación con el castigo del enemigo o la posterior explosión que incendió el barco.
Ahora bien, el trato que recibió en Sudáfrica no fue el mismo que el de los veteranos blancos. Por ejemplo, mientras que los blancos recibieron tierras y viviendas por sus acciones en el conflicto, los negros sólo fueron premiados con bicicletas y botas; en raras ocasiones, el mayor regalo que recibieron fue un traje.
El activista Bill Gillespie cree que a Maseko se le impidió recibir la Cruz de la Victoria —la máxima condecoración del país— debido a su color. Estoy absolutamente seguro de ello… la Medalla Militar fue sólo un premio de consolación.
La familia del veterano negro apoya la medida y busca el reconocimiento de quien honró a su país en uno de los mayores conflictos de la historia. Estoy muy orgulloso de lo que hizo, pero al mismo tiempo estoy triste. Si fuera un soldado blanco, creemos que habría recibido la condecoración, afirmó Maaba, una de sus familiares.
Alan Sinclair, conservador del Museo Nacional de Historia Militar de Reino Unido, también está de acuerdo en que el sudafricano debería haber recibido el máximo galardón. Afirma que la cruda verdad es que los negros de Sudáfrica que fueron combatientes voluntarios sufrieron discriminaciones injustas.
Pero esta opinión no es compartida por Keith Lumley, director del Victoria Cross Trust, que actúa para preservar la memoria de los condecorados. Pero explica el motivo a la BBC:
No hay duda de que lo que hizo Maseko en cuanto a sabotear el barco fue excepcionalmente peligroso y probablemente le habría llevado a la muerte si le hubieran pillado.
Sin embargo, uno de los requisitos para obtener la Cruz de la Victoria es que el acto haya sido presenciado. Y no lo fue. Aunque no hay duda de que hizo lo que hizo…. Pero nadie le vio hacerlo. Por lo que leí, entendí que su medalla militar era un reflejo de sus acciones.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido, por su parte, también considera improbable el honor. Un portavoz dijo lo siguiente: No podemos considerar las adjudicaciones retrospectivas porque no podemos confirmar las circunstancias ni comparar los méritos entre casos que ocurrieron hace tantos años.
Autor: Liber Prieto