En 1940, un locutor de radio de la BBC se vio obligado a inventar una crónica de un partido de fútbol para que los alemanes no supieran que había niebla en la ciudad
El periodista John Mc Burnie relató en el periódico escocés Scotsman un curioso episodio relacionado con un derbi de Edimburgo jugado el 1 de enero de 1940, en el que el equipo Hearts ganó y marcó 11 goles. Sin embargo, casi nadie vio el partido, ni siquiera Bob Kingsley, el corresponsal de la BBC que hacía los comentarios radiofónicos.
El 1 de enero de 1940 se libraba la Segunda Guerra Mundial. El partido se iba a celebrar en Easter Road, casa del equipo Hibs, y se había decidido retransmitirlo por la radio de la BBC, para que las tropas del frente también pudieran seguirlo.
Aquel día había en Edimburgo lo que los británicos llaman “pea souper fog”, es decir, una niebla muy espesa. Como también relataron Scott Murray y Rowan Walker en su libro “El día del partido”, desde las gradas Bob Kingsley ni siquiera podía ver el terreno de juego.
Sin embargo, el partido no se aplazó: el ejército británico sabía que anunciar por radio el aplazamiento del partido debido a la espesa niebla proporcionaría información valiosa a los enemigos alemanes y expondría objetivos sensibles como el puente ferroviario de Forth, uno de los puentes más importantes de Edimburgo, a los ataques de la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana.
Por tanto, el juego se desarrollaba con regularidad: Leo Hunter, corresponsal jefe de la BBC, ordenó a Kingsley que siguiera adelante con el comentario radiofónico sin mencionar la niebla. Kingsley sólo pudo ver a Gilmartin, extremo derecho de el Hibs, y a John Donaldson, extremo izquierdo del Hearts: aun así, se las arregló para hacer los comentarios radiofónicos durante 90 minutos, informando sobre todo de acciones que él mismo inventaba.
Se las ingenió para establecer un sistema mediante el cual los espectadores más cercanos al campo le informaban de los momentos más destacados, como los goles y los saques de esquina.
Hacia el final de la primera parte, cuando Bobby Nutley marcó el 3-2 para el Hibs, un espectador invadió el campo, quizá para averiguar qué había ocurrido. En la confusión subsiguiente, el árbitro pitó el final de la primera parte dos minutos antes de tiempo: cuando los dos equipos ya habían llegado a los vestuarios, el árbitro se dio cuenta de su error y envió a todos los jugadores de vuelta al campo.
El Hearts consiguió recuperar la desventaja, y la primera parte terminó 3-4. En la segunda parte, los dos equipos marcaron cuatro goles más y el partido terminó 6-5 a favor de Hearts. El gol decisivo lo marcó el delantero del Hearts Tommy Walker: ya era de noche en Edimburgo y algunos espectadores ya habían abandonado el estadio.
Kingsley siguió relatando jugadas inventadas incluso después de que terminara el partido: sólo se detuvo cuando vio que algunos jugadores del Hearts llegaban a las gradas buscando a uno de sus compañeros.
El escocés contó que el extremo del Hearts John Donaldson no había regresado al vestuario con sus compañeros: varios minutos después del pitido final, se le encontró aún sobre el terreno de juego mientras seguía corriendo por la banda izquierda y reclamaba el balón.
Este increíble partido de fútbol fue relatado por primera vez por el columnista de fútbol e historiador Bob Crampsey. En 2002, el director teatral Andrew Dallmeyer decidió convertirla en una obra de teatro, que se emitió en la televisión británica el día de Año Nuevo de 2002.