Los servicios secretos británicos (MI6) destinaron 200 millones de dólares al soborno de españoles durante la Segunda Guerra Mundial. Una serie de documentos recientemente publicados revelaron que los servicios secretos ingleses se gastaron auténticas fortunas para asegurarse de que el régimen de Franco no entrase en la Segunda Guerra Mundial a favor de las fuerzas del Eje.
Los servicios secretos británicos se gastaron el equivalente a día de hoy de más de 200 millones de dólares en sobornar a oficiales españoles de alto rango, propietarios de embarcaciones y demás personajes influyentes,para conseguir que España se mantuviera al margen en la Segunda Guerra Mundial.
A medida que avanzaba la guerra, se iba aumentando la cantidad de dinero entregado a los españoles, principalmente mediante transferencias a una cuenta de un banco suizo en Nueva York y tras las advertencias de Sir Samuel Hoare, el embajador británico Madrid, que no cejaba en su empeño de convencer a Londres que a menos que realizase los pertinentes pagos, había un riesgo muy real e inmediato de que España abandonase su neutralidad y se uniese a las fuerzas de la Alemania nazi.
En junio de 1940, Hoare solicitó una suma inicial de 1 millón de dólares. Le rogó al Foreign Office (Ministerio de Exteriores británico) que se pudiera disponer de toda la suma a la mayor brevedad posible.
Churchill mismo dio su visto bueno a la operación. El embajador consideraba que la entrada en la guerra de España dependería de la rapidez de las acciones inglesas. Consideraba que la situación era crucial y en sus telegramas explicaba que no podía perder ni un solo minuto en explicar las circunstancias que rodeaban al problema español.
Hoare aseguraba que el dinero británico era responsable directo de los arrestos de personas que conspiraban para convencer a Franco de que entrara en guerra del lado de los alemanes. El embajador se mostró muy persuasivo con los ministros británicos y consiguió su aprobación. Los agentes británicos posteriormente establecieron contactos en Lisboa con un líder republicano español de nombre desconocido y representantes de Alianza Democrática Española.
Los documentos desclasificados indican que Churchill estaba preocupado por el hecho de que los agentes pudieran estar contactando a revolucionarios marxistas con el objetivo de iniciar una revolución en España. El ministro de la Guerra Económica, Hugh Dalton, consiguió disipar los recelos de Churchill y se continuó con toda la operación de financiación.
Dominio público, Wikimedia Commons.
Por su parte, el general Franco parecía determinado a mantenerse neutral durante toda la Segunda Guerra Mundial, aunque por debajo de la mesa no ocultaba su simpatía por las fuerzas del Eje.
Lo cierto es que, de no ser por la presión indirecta ejercida por los Aliados, muy probablemente los acontecimientos se habrían desarrollado de manera muy distinta. En todo caso, a los historiadores aún les cuesta hoy en día analizar la actuación de Franco en la Segunda Guerra Mundial.