La División Azul, conocida en alemán como die 250. Infanterie-Division, fue una unidad de voluntarios españoles que combatió a los soviéticos en el Frente Oriental junto a las tropas alemanas.
El general Franco permitió la creación de una división de voluntarios españoles que luchase junto a las tropas alemanas siempre y cuando el combate quedase limitado a los comunistas rusos, sin atacar a ninguno de los Aliados occidentales ni a la población civil de ningún país de la Europa ocupada.
De ese modo, España podría mantener su estatus de neutralidad con las potencias del bando de los Aliados y saldar al mismo tiempo su deuda histórica con Adolf Hitler por la ayuda prestada durante la Guerra Civil Española.
El ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Súñer fue el cerebro tras la creación de la División Azul. Al comienzo de la Operación Barbarroja, Franco envió una misiva oficial en la que ofrecía su ayuda a Berlín.
Hitler dio su visto bueno el 24 de junio de 1941. Los voluntarios españoles acudieron masivamente a los puntos de reclutamiento en todas las áreas metropolitanas del país. Los cadetes de la escuela de oficiales de Zaragoza respondieron especialmente a la llamada de reclutamiento.
En un principio, el gobierno español tenía en mente enviar en torno a 4 000 hombres. Pronto pudo comprobar que había efectivos suficientes para crear una división completa: 18.104 voluntarios en total, 2.612 de ellos oficiales y 15.492 soldados.
El 55 % de los oficiales y de los suboficiales eran soldados profesionales, muchos de ellos veteranos de la Guerra Civil Española. Muchos eran también miembros de la Falange Española.
Otros se sintieron presionados para alistarse debido a la presencia de vínculos con un pasado republicano, como le ocurrió a Luis García Berlanga, que posteriormente llegaría a ser uno de los grandes cineastas españoles del siglo XX, con la esperanza de lograr un trato mejor para los familiares en prisión por delitos políticos.
El liderazgo de los voluntarios lo asumió el general Agustín Muñoz Grandes. Puesto que los soldados no podían usar uniformes militares oficiales, adoptaron un uniforme simbólico compuesto de boina roja en recuerdo del carlismo, pantalones caqui usados en honor a los legionarios y camisas azules en honor a los falangistas.
Este uniforme fue empleado solo durante la partida en España, para no irritar a los Aliados. En el campo de batalla, los soldados españoles llevaban uniformes del ejército alemán gris verdoso (feldgrau), con un escudo en la parte superior de la manga en el que se podía leer “España” sobre los colores de la bandera nacional.
En julio de 1941, el primer tren repleto de voluntarios españoles partía de Madrid rumbo a Grafenwohr, en Baviera, donde recibirían instrucción por un periodo de cinco semanas. Tras un duro entrenamiento militar, los españoles formaron la 250ª División de Infantería de la Wehrmacht, dividida inicialmente en cuatro regimientos de infantería.
Cada regimiento tenía tres batallones formados por cuatro compañías cada uno y dos compañías de armas. El regimiento artillero tenía la organización normal, componiéndose de mando, batería de plana mayor y cuatro grupos, con tres baterías cada uno. Los voluntarios aviadores formaron la Escuadrilla Azul, famosa por derribar 156 aviones de combate soviéticos usando aviones Bf 109 y FV 190.
La División Azul fue asignada inicialmente al Grupo de Ejércitos Centro (Heeresgruppe Mitte), la fuerza que avanzaba hacia Moscú. La división fue transportada en tren hasta Suwalki (Polonia), el 28 de agosto de 1941, desde donde tuvo que proseguir a pie realizando una marcha de 900 km.
El plan de ruta era el siguiente: Grodno (Bielorrusia), Lida (Bielorrusia), Vilna (Lituania), Molodechno (Bielorrusia), Minsk (Bielorrusia), Orscha (Bielorrusia) y Smolensko (Unión Soviética) para llegar finalmente al frente moscovita.
En la marcha hacia el frente de Smolensko el 26 de septiembre, los voluntarios españoles fueron reasignados al Grupo de Ejércitos Norte (Heeresgruppe Nord), que estaba sitiando la ciudad de Leningrado, y pasaron a formar parte del 16º Ejército (16. Arme).
La 250ª División de Infantería tenía que hacerse cargo de una sección de 50 km del frente norte y sur de Novgorod, paralela a las orillas del río Volkhov y del lago Ilmen. Según fuentes académicas locales, la División Azul usó incluso la cúpula más alta de la de la histórica iglesia de Nuestro Salvador (Spasa Preobrazheniya) como nido de ametralladoras ante los feroces combates.
Muchas obras de arte (iconos medievales) quedaron destruidos como resultado y el edificio quedó muy dañado, aunque lo peor fue el drama humano durante y después de los encarnizados combates.
En agosto de 1942, la División Azul fue transferida al norte de la Unión Soviética, al flanco suroriental del sitio de Leningrado, justo al sur del río Neva, cerca de Pushkin, Kolpino y Krasny Bor en la zona del río Isora. La División Azul permaneció en el frente de Leningrado y sufrió numerosas bajas debidas al frío y al enemigo en igual medida.
Franco tuvo que enviar más refuerzos, que en aquel entonces se tradujo en reclutamiento voluntario y también obligatorio. Tras las diversas rotaciones en el frente ruso, más de 45 000 soldados españoles participaron en la Segunda Guerra Mundial de manera activa.
Muchos fueron condecorados con distinciones tanto españolas como alemanes. Cabe destacar que la División Azul fue la única división que recibió una condecoración propia por decisión especial de Adolf Hitler.
Tras la derrota alemana en la Batalla de Stalingrado, el rumbo de la Segunda Guerra Mundial da un giro y se despliegan más tropas alemanas al sur. En aquel momento, el general Emilio Esteban Infantes toma las riendas de la división.
A medida que pasan los días, los Aliados y los miembros del gobierno franquista de tendencia anglófila comienzan a presionar al general Franco para que repatríe a las tropas del Frente Oriental y abandone su actitud de alianza encubierta con el Tercer Reich.
El 10 de octubre de 1943, en uno de los momentos decisivos de la Segunda Guerra Mundial, Franco ordena el retorno a casa de los miembros de la División Azul. No todos los soldados volvieron y algunos decidieron quedarse por su cuenta.
Cuando uno analiza el caso de la División Azul y sus logros en combate se pregunta cómo un país que se autoproclamaba neutral en la Segunda Guerra Mundial pudo aportar tal cantidad de tropas sin sufrir grandes consecuencias por parte de los Aliados.
Los divisionarios españoles soportaron unos encarnizados combates en el Frente Ruso y sus dotes de combate los sitúan entre los mejores soldados no alemanes que lucharon junto al Eje en la Segunda Guerra Mundial. Entraron en combate en multitud de ocasiones e, ideologías aparte, tuvieron un desempeño militar muy notable.
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