El Zimmerit, el secreto contra las minas magnéticas de los tanques nazis

El Zimmerit fue un revestimiento que se aplicó a cientos de vehículos blindados alemanes que sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial.

Consistía en un polímero compuesto por un 40 % de sulfato de bario, un 25 % de acetato de polivinilo, un 15 % de pigmento ocre, un 10% de serrín y un 10% de sulfuro de zinc. El propósito de este polímero era impedir que las minas magnéticas antitanque se adhirieran con éxito al tanque y así evitar que la carga hueca alcanzara todo su potencial mortífero.

El Zimmerit se aplicaba a los vehículos blindados en dos capas, la primera de 5 mm de espesor y aplicada a mano en pequeñas áreas cuadradas. La segunda era una capa más fina que se aplicaba cuatro horas después y se endurecía con un soplete.

A menudo se aplicaba en forma de líneas onduladas. Sin embargo, los métodos de las distintas fábricas variaban y, por lo tanto, surgieron diferentes patrones, como el “patrón de gofre” que se ve principalmente en los cañones de asalto StuG III, entre otros patrones.

Revestimiento Zimmerit con patrón “gofre”
Dominio público, Wikimedia Commons

La pasta antimagnética Zimmerit se creó ante el temor de que los soviéticos hubieran desarrollado un arma similar a la granada magnética antitanque alemana HHL-3. En el caso de que las fuerzas soviéticas hubieran desplegado el arma, la Wehrmacht necesitaría un método para defender sus propios tanques.

El Zimmerit fue desarrollado y suministrado por Chemische Werke Zimmer AG, con sede en Berlín, que dio nombre a la pasta. Entró en servicio en diciembre de 1943, y se aplicó en tanques, cañones autopropulsados y destructores de tanques hasta 1944.

Por lo general, el Zimmerit sólo se aplicaba a los vehículos nuevos durante su construcción, y se dejaba fuera de los vehículos existentes. Al final, la aplicación de Zimmerit fue innecesaria, ya que las fuerzas soviéticas nunca utilizaron minas magnéticas antitanque. Los aliados occidentales tampoco llegaron a utilizar estas armas. Pero bueno, los alemanes pensaron que era mejor prevenir que curar. No les juzgamos por ello.

El 9 de septiembre de 1944 se ordenó el cese de la aplicación del Zimmerit debido a los rumores de que, al ser alcanzado por un proyectil enemigo, el revestimiento Zimmerit presente en tanque se incendiaba violentamente. Aunque se demostró que no era cierto, la aplicación del Zimmerit nunca se reanudó.