Tabla de contenidos [ mostrar ocultar]
- Hugo Boss: el sastre de las SS, las SA y las HJ
- IBM: la pionera de la informática al servicio del nazismo
- Coco Chanel: ¿antisemita y colaboradora nazi?
- Henry Ford: feroz antisemita y colaborador nazi
- Bayer: de la Aspirina al Zyklon B
- Ferdinand Porsche: austrohúngaro hasta 1918, checo hasta 1934 y buen alemán en lo sucesivo
- Kodak: más que simples fotografías
- The Coca-Cola Company: Fanta, el refresco de los nazis
- BMW, motor de la Luftwaffe
Artículo cortesía de Liber Prieto, publicado originalmente en su libro Curiosidades de la Segunda Guerra Mundial. Si quieres apoyar su trabajo, puedes adquirir su libro haciendo clic aquí.
Hugo Boss: el sastre de las SS, las SA y las HJ
La famosa firma de moda Hugo Boss pidió en 2011 perdón por el maltrato al que sometió a trabajadores forzados durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se encargaba del suministro de uniformes a los nazis.
La fábrica del popular modisto empleaba a 140 trabajadores polacos y a 40 franceses, todos ellos obligados a realizar trabajos forzados. La fábrica de confección había firmado un contrato para la producción de uniformes de las SA.
En 1938, la casa Hugo Boss comenzó a confeccionar también uniformes para el ejército e incluso para las Waffen- SS, aunque no está totalmente claro si también se encargó del diseño de los propios uniformes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1946, Hugo Boss fue procesado en base a en su participación temprana en el NSDAP (el Partido Nazi), en su apoyo financiero a las SS y en las entregas de uniformes al NSDAP incluso antes de 1933.
Terminó siendo condenado por su implicación en las estructuras nacionalsocialistas al pago de una abultada multa de 100.000 marcos de la época. Hugo Boss falleció en 1948, pero su negocio sobrevive (y prospera) en nuestros días.
Dominio público, Wikimedia Commons
IBM: la pionera de la informática al servicio del nazismo
Cuando Adolf Hitler llegó al poder, una de sus metas era identificar y apresar a los 600.000 judíos alemanes.
Recordemos que para los nazis los judíos no eran simplemente personas que practicaban el judaísmo, sino que se incluía también a aquellas que tuvieran sangre judía, al margen de su asimilación, matrimonios mixtos, creencias o conversión al cristianismo.
Esto hacía que las labores de identificación no fueran precisamente sencillas. Antes de proceder a las confiscaciones, guetizaciones, deportaciones y, en última instancia, exterminios; había que identificarlos correcta y eficazmente.
Buscar entre los miles de registros municipales, religiosos y gubernamentales de toda Alemania (y, posteriormente, de toda Europa) era una tarea hercúlea que pedía a voces un ordenador. Ahora bien, en 1933 aún quedaba mucho para la creación del ordenador personal.
No obstante, sí que había un invento que podía aprovecharse para tan ardua empresa: el sistema de clasificación de tarjetas perforadas de IBM (precursor del ordenador moderno).
IBM, principalmente mediante su filial alemana, hizo de la Solución Final un objetivo tecnológico que la empresa conseguiría materializar a gran escala.
La filial alemana de IBM, usando su propio personal y equipamiento; diseñó, ejecutó y le brindó a Adolf Hitler la ayuda necesaria para acometer lo que nunca se había hecho hasta entonces: automatizar la destrucción de la vida humana con precisión matemática.
Más de dos mil máquinas de perforación y clasificación de tarjetas fueron distribuidas por todo el Tercer Reich y varias miles más por el resto de territorios ocupados. En cada campo de concentración se establecieron eficaces departamentos de gestión de tarjetas perforadas.
Coco Chanel: ¿antisemita y colaboradora nazi?
En más de una ocasión, la famosa modista declaró que los judíos eran una amenaza bolchevique para Europa. Durante la ocupación alemana de Francia, Chanel residió en el lujoso Hotel Ritz, alojamiento favorito de las élites militares germanas.
Su relación romántica con el oficial alemán Hans Gunther von Dincklag le habría facilitado las cosas en una época en la que corrían malos tiempos para la mayoría de los franceses.
Dominio público, Wikipedia
Coco Chanel intentó sacar tajada de la legislación antisemita alemana en materia de expropiaciones para hacerse con el control absoluto de su línea de perfumes, con el fin de despojar a los hermanos judíos Wertheimer de cualquier derecho sobre la exitosa fragancia Chanel n°5, a la que habían contribuido en gran medida. Ahora bien, tras la Segunda Guerra Mundial siguió haciendo negocios con judíos.
Quizá sea verdad la cita del historiador Hals Vaughan: Chanel era una oportunista consumada. Los nazis tenían el poder y Chanel gravitaba hacia el poder […]. Era una facilitadora. Conocía a todo el mundo […]. Y ayudó a los nazis.
Henry Ford: feroz antisemita y colaborador nazi
Henry Ford era un antisemita sin complejos y fue responsable de jugosas donaciones al movimiento hitleriano. Dos caras de una misma moneda de un hombre, cuanto menos, atípico.
El propio Hitler haría con él una excepción en Mein Kampf al citarlo como ejemplo de resistencia ante el judaísmo internacional. Curioso porque lo último que Hitler querría en su libro sería compartir protagonismo alguno con una persona no alemana. Henry Ford llegó incluso a ser condecorado por Alemania en los años 30, lo que originó no poca controversia en su país de origen.
A Henry Ford le resultó tremendamente lucrativa su postura: vendía automóviles al sector civil en EE. UU. y vendía también vehículos a Alemania antes de la entrada de su país en la Segunda Guerra Mundial. Y su filial alemana, Ford Werke, llegó a emplear mano de obra esclava.
Bayer: de la Aspirina al Zyklon B
En 1925, Bayer pasó a formar parte del conglomerado químico alemán IG Farben. Durante la Segunda Guerra Mundial, IG Farben empleó mano de obra esclava en los campos de trabajo anexos a los de exterminio, como en Auschwitz o en Mauthausen.
El conglomerado IG Farben era propietario del 42,5 % de la empresa que fabricaba el infame gas venenoso Zyklon B, usado en las cámaras de gas de los diversos campos de la muerte nazis.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados decidieron dividir el conglomerado al ver el nivel de corrupción que había en él y Bayer volvió a ser una empresa por separado. Fritz ter Meer, directivo de Bayer, fue condenado a siete años de cárcel en Núremberg y fue nombrado Jefe del Consejo Supervisor de Bayer tras su liberación en 1956. Un hecho curioso para algunos, escandaloso para otros.
Dominio público, Wikipedia.
Ferdinand Porsche: austrohúngaro hasta 1918, checo hasta 1934 y buen alemán en lo sucesivo
Ferdinand Porsche fue sin duda un importante colaborador al esfuerzo bélico alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo implicado en la producción de tanques avanzados, como el Tiger I, el Tiger II o el Panzer VIII Maus. Asimismo, fue miembro del NSDAP y de las SS. La propaganda nazi le llegó a apodar el Gran Ingeniero Alemán.
Bundesarchiv, Bild 183-H06734 / CC-BY-SA 3.0
Ferdinand Porsche recibió un contrato por parte del Führer para el diseño de un coche para el pueblo (Volkswagen). En 1935, ya estaban terminados los dos primeros prototipos. En 1934 se le concedió la nacionalidad alemana (no olvidemos que era el Gran Ingeniero Alemán, el Gran Ingeniero Checo era algo inconcebible).
Además, dado que Porsche venía de una familia germanófona, no hubo grandes problemas a este respecto. En 1937 se unió al NSDAP y a las SS. Posteriormente Porsche declararía que tuvo que aceptar sí o sí el título de oficial honorario de las SS, al provenir del mismísimo Heinrich Himmler.
Kodak: más que simples fotografías
Dominio público, Wikimedia Commons
Cuando uno piensa en Kodak, se imagina estampas familiares felices y recuerdos imborrables. Pero la imagen que tengas de esta empresa puede cambiar si te decimos que la filial alemana no dudó en aprovecharse de la mano de obra esclava durante la Segunda Guerra Mundial.
Las filiales europeas de Kodak en las naciones neutrales hicieron negocios con el Tercer Reich y permitieron que fluyeran las tan necesarias divisas extranjeras. Además, Kodak no solo se dedicaba a la fotografía: expandió sus operaciones a la manufactura de gatillos, detonadores y de otros artículos militares para los alemanes.
The Coca-Cola Company: Fanta, el refresco de los nazis
Fanta, el mítico refresco anaranjado, fue diseñado en un principio exclusivamente para los nazis. Los ingredientes de la ya popular Coca-Cola eran difíciles de importar, así que el encargado de las operaciones de Coca-Cola en Alemania, Max Keith, decidió crear una nueva bebida que pudiera elaborarse con ingredientes sin problemas de disponibilidad.
En 1941, Fanta debutó en el mercado alemán. Max Keith no era nazi, pero no tuvo problema en mantener los ingresos de The Coca-Cola Company durante la Segunda Guerra Mundial, vinieran del lugar que vinieran.
Así la empresa pudo reinvertir los beneficios para seguir distribuyendo Coca-Cola a los soldados norteamericanos desplegados en Europa en cuanto terminara la Segunda Guerra Mundial.
BMW, motor de la Luftwaffe
BMW ha admitido haberse servido de 30.000 trabajadores forzosos durante la Segunda Guerra Mundial. Prisioneros de guerra, trabajadores esclavos e internos de campos de concentración fueron obligados a construir motores para la Luftwaffe.
De esta irónica manera, los desdichados estaban irremediablemente ayudando a la defensa del régimen que les oprimía en detrimento de sus futuros libertadores.
La prestigiosa BMW, por aquel entonces, se dedicaba exclusivamente a engrasar la maquinaria bélica del Tercer Reich sin grandes reparos.
La lista sigue y sigue (Allianz, Dr. Oetker, etc.). No es precisamente corta sencillamente porque muchas empresas no dejaron de operar durante la Segunda Guerra Mundial (cosa comprensible, por otra parte).
Lo que sí que es cierto es que algunas actuaron de maneras más cuestionables que otras. Será cuestión del lector emitir el juicio de valor correspondiente.